Lo más posible de menos de Juan Carlos Bracho

Juan Carlos Bracho (La Línea, Cádiz, 1970) resultó ganador de la convocatoria Premi Ciutat de Palma Antoni Gelabert de Artes Visuales 2021, durante los últimos años sus proyectos artísticos han indagado con mucho detenimiento sobre cuestiones como el espacio y la nuestra vinculación con él, y más recientemente sobre la circularidad de los procesos creativos contemporáneos y el status de la imagen.

Uno de los leitmotiv que animan el trabajo de Juan Carlos Bracho es la reflexión sobre el error como parte de todo proceso creativo, y las posibilidades transformadoras que las ideas pueden experimentar al ser llevadas a la práctica. Muchos de sus proyectos se basan en secuencias y sistemas automatizados y repetitivos donde, sin embargo, el azar y el error siempre están presentes, asumiendo como nuevos factores que siempre suman. Pese a esta presunta rigidez procesal y la estética austera —precisa— sus obras crecen paradójicamente de una forma muy orgánica, rizomática, como un arbusto, a partir de su propia relectura, y de aceptar y rentabilizar sus fracasos como parte de todo proceso vital y creativo. Su trabajo, ligado siempre a procesos automatizados, repetitivos ya un vocabulario mínimo de recursos gráficos y cromáticos, nos revela en esta ocasión una pulsión y pasión por el color que no abandona paradójicamente la severidad, el rigor y la contundencia que caracteriza al conjunto de su obra.

Lo más posible de menos es el más claro ejemplo de su forma de trabajar. Podremos comprobar cómo las ideas mudan, incluso con el simple hecho de verbalizarlas, volver a pensarlas o dibujarlas en un papel. Pero es al materializarlas, al llevarlas a la práctica, cuando Juan Carlos Bracho está especialmente atento a lo que acontece. Observa y reflexiona sobre cómo se transforman estas ideas y surgen nuevas narraciones paralelas o divergentes por el camino; entonces que él recolecta y hace brotar con tanta paciencia como determinación, por muy dilatado que sea su tiempo de germinación. Esta exposición, y las obras que se presentan, son el más claro ejemplo de esta forma de abordar y entender el desarrollo de su pensamiento y su forma de hacer.

Lo más posible de menos nos responde a la siguiente pregunta: ¿Cómo la particular forma de esbozar imágenes de Juan Carlos Bracho, un proceso interno y residual, con el tiempo y la observación, evoluciona hacia una investigación sobre la naturaleza de esas mismas imágenes, la pintura y el paisaje, desde la abstracción más radical? La respuesta es la multipágina. A partir del análisis de cómo se construye un multipágina, de observar su estructura interna, Bracho elabora toda una serie de nuevas reformulaciones estéticas y conceptuales encadenadas: las series de grabados “Pedro”, “Otra vida futura I/II” y el libro de artista “Oráculo”. Todas estas obras citadas finalmente vuelven a fusionarse en la partitura de “Nuevo oráculo” que, junto con “La mano amiga”, se escucharán por primera vez en los espacios del Casal Solleric.

En su conjunto, todos los proyectos presentados en esta exposición son una intensa oda al error y al azar en clave sintética y codificada, al tiempo que una apuesta desinhibida por la belleza, intensamente emocional, sensual y evocadora. En su conjunto suponen un viaje de ida y vuelta —con toda la pérdida y ganancia que esto supone— de lo manual a lo mecánico, de lo analógico a lo digital, del pigmento a la luz, y del abstracto a lo concreto. Una profunda reflexión sobre el color –y el no color– a través de la construcción de paisajes mentales, visuales, sonoros y literarios.